Por el fantasma de la lealtad
Dicen que el peronismo sin interna no es peronismo. Lo que nadie te cuenta es que cuando esa interna empieza a parecer una pelea de chat de mamis de WhatsApp, ya no estamos hablando de conducción, sino de conducción… forzada.
La cosa es así: Cristina se despachó con una lista de diez puntos más dura que resumen de Ciencias Sociales. Básicamente, culpó a Kicillof por perder la provincia de Buenos Aires y dijo, sin anestesia, que «el desdoblamiento fue un error político».
Le faltó agregar: “y vos Axel, no me leés ni los mensajes del grupo”.
Del otro lado, el gobernador no contestó directamente —porque si algo aprendió Axel es que con Cristina se responde con emisarios, no con audios—. Y ahí apareció Larroque, como un delegado sindical con el micrófono caliente, diciendo que hace falta “humildad” y una renovación.
Humildad. En el peronismo. Es como pedirle a un sindicalista que te emita factura.
Pero ojo, no es que Larroque no tenga razón. Tiene razón… y también tiene memoria. Porque si hablamos de errores políticos, ¿quién eligió a Alberto? ¿Quién lo bancó en la fórmula? ¿Quién se sentó en el Senado durante cuatro años a mirar cómo se incendiaba todo desde el palco VIP?
Crónica de una guerra cantada
El peronismo bonaerense está viviendo un capítulo que tranquilamente podría llamarse “La rosa de Guadalupe peronista”:
- Cristina le echa la culpa a Axel.
- Axel la banca en silencio.
- Larroque se pone picante.
- Y mientras tanto, los intendentes se frotan las manos esperando ver quién queda con el cuchillo clavado y quién con la lapicera.
Todo esto con una oposición que no puede juntar ni cinco dirigentes sin que se peleen por el vaso de agua, y un Milei que amenaza con gobernar por cadena nacional y machete constitucional.
¿Y el pueblo? El pueblo mira.
Porque mientras la rosca se cocina a fuego lento en La Plata, el ciudadano de a pie sigue buscando ofertas en el súper, cruzando los dedos para que no le aumente el alquiler y tratando de entender si este año el feriado es trasladable o no.
Bonus track celestial
Dicen que en una mesa del cielo están Perón, Evita, Cafiero, Néstor y Tío Caco, tomando un cafecito mientras ven esta interna en loop.
—Miren, ahí se pelean otra vez, dice Evita.
—¿Otra vez por la provincia?, pregunta Cafiero.
—Che, pero estos no eran compañeros…, agrega Néstor mientras juega con una lapicera invisible.
Perón, que ya está grande pero no pierde el sarcasmo, los mira a todos y sentencia:
“Esto no es una interna… ¡es una obra de teatro sin director!”
Silencio.
Se escucha un trueno. O quizás fue otro tuit de Cristina.




