Ganó Manuel Adorni en la Ciudad de Buenos Aires y se desató un temblor político que llegó con eco hasta los médanos. La paliza electoral dejó al PRO porteño para el recuerdo, pero la onda expansiva no termina ahí: se empieza a reacomodar el tablero en la provincia de Buenos Aires, en la Quinta Sección y hasta en el Partido de La Costa, donde más de uno ya está buscando birome nueva.
El 30,19% que sacó Adorni lo puso en lo más alto y dejó al peronista Leandro Santoro segundo, con el 27,49%, mientras Silvia Lospennato terminó tercera y, si fuera el podio de un reality, ya estaría llamando al representante para ver en qué quedó la renovación de contrato. El cuarto y el quinto lugar fueron de Larreta y Marra, que entraron en la Legislatura, pero más por las migas que por el pan.
¿Y en la provincia? Hay olor a pacto… y a Mar del Plata
Con el liderazgo de Mauricio Macri desdibujado, algunos históricos del PRO bonaerense ya están haciendo números para un acuerdo con La Libertad Avanza. Diego Santilli, Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro suenan fuerte. Y no es dato menor: Mar del Plata —con Montenegro a la cabeza— asoma como la nueva capital política de la Quinta Sección, algo que no pasa inadvertido en distritos como La Costa, donde algunos dirigentes siguen esperando que alguien les diga si el partido sigue o si ya terminó.
En La Costa: los que tienen el mate en la mano… pero no la silla
A nivel local, la elección en CABA dejó una sensación clara: nadie está del todo adentro, pero muchos están afuera. Nombres conocidos como Flavia Delmonte, Matías Porta, Sergio Santana, Federico Garufi y Daniel López están hoy en una posición incómoda para negociar peso real en el nuevo esquema y con Roxana Cavallini.
La única que tiene algo de margen es la concejal Mónica Correa, que conserva dos años más de mandato sin la presión de tener que pelear por un lugar en la próxima lista.
«Ella no necesita anotarse, ya está sentada en la mesa» —suelta un armador local con tono de quien sabe que todavía falta repartir las cartas.
Y luego, claro, está la larga lista de los que quieren ser. Algunos por convicción, otros por costumbre, y un par por descarte. En ese submundo político, las reuniones de café, los saludos calculados y los posteos oportunos en redes sociales ya cuentan como campaña.
«¿Quién tiene la lapicera?» se pregunta más de uno. La respuesta, por ahora, está guardada en algún cajón… o en el bolso de Karina Milei, que ya demostró que no necesita título para marcar agenda.
Con un PRO en reconstrucción, un peronismo que todavía tiene músculo territorial y un espacio libertario que ahora empieza a institucionalizarse, la disputa en La Costa recién arranca. Las próximas semanas dirán si se trata de sumar, de resistir… o simplemente de no quedarse afuera de la foto.