Por Jorge Peralta –
La noche del domingo estaba ventosa, traía aires del Delta del Missisipi y aunque creí que iba a un concierto de blues asisti a una clase magistral del genero.
Funcionarios de turno, señoras mayores, motoqueros, unos cuantos adolescentes, músicos y algunos representantes de los medios formaban parte de la congregación que asistió a la clase magistral del mayor bluesman que dio la Argentina.
Botafogo, ahora devenido en Don Vilanova, desplegó su magia durante casi tres horas durante las cuales no solo reversiono en tiempo de blues grandes clasicos del rock nacional si no que además sorprendió con una interpretación muy personal del inoxidable Imagínate de John Lennon y hasta bluseo un tema de la “Mona” Jiménez.
Durante toda su presentación recordó, en varias oportunidades, a su gran amigo y mentor, Norberto “Pappo” Napolitano a quien llamo “El Duende de la Paternal”. Y el homenaje no solo fue a través de la música del carpo sino también de las anécdotas conjuntas.
Don Vilanova, en sus shows, atrapa, divierte, envuelve con su guitarra a un público que no para de aplaudirlo al cierre de cada tema y es en marco en que Botafogo se despide (del publico que lo vio en Abbey Road y de su nombre artístico que debe abandonar por cuestiones legales) dejándonos el alma llena de blues.
Funcionarios de turno, señoras mayores, motoqueros, unos cuantos adolescentes, músicos y algunos representantes de los medios formaban parte de la congregación que asistió a la clase magistral del mayor bluesman que dio la Argentina.
Botafogo, ahora devenido en Don Vilanova, desplegó su magia durante casi tres horas durante las cuales no solo reversiono en tiempo de blues grandes clasicos del rock nacional si no que además sorprendió con una interpretación muy personal del inoxidable Imagínate de John Lennon y hasta bluseo un tema de la “Mona” Jiménez.
Durante toda su presentación recordó, en varias oportunidades, a su gran amigo y mentor, Norberto “Pappo” Napolitano a quien llamo “El Duende de la Paternal”. Y el homenaje no solo fue a través de la música del carpo sino también de las anécdotas conjuntas.
Don Vilanova, en sus shows, atrapa, divierte, envuelve con su guitarra a un público que no para de aplaudirlo al cierre de cada tema y es en marco en que Botafogo se despide (del publico que lo vio en Abbey Road y de su nombre artístico que debe abandonar por cuestiones legales) dejándonos el alma llena de blues.