El Festival Folklore al Mar, uno de los eventos más promocionados del último tramo del año en el Partido de La Costa, fue reprogramado para el verano 2026. La noticia cayó como un baldazo de agua fría para quienes habían hecho planes aprovechando el fin de semana extra largo del 22 al 24 de noviembre, una oportunidad ideal para consolidar propuestas culturales con impacto turístico.
Sin embargo, la organización anunció que el evento no se realizará en la fecha prevista por “razones de fuerza mayor”, sin brindar detalles. La falta de información concreta habilita una serie de sospechas y versiones no oficiales que apuntan, principalmente, a la escasa venta de entradas.

¿Falló la convocatoria o la estrategia?
Si bien se trataba de un espectáculo con figuras destacadas y con un marco favorable en términos de calendario, el festival no logró consolidar una respuesta de público que justificara su realización. Esto deja sobre la mesa una pregunta incómoda:
¿El problema es la falta de costumbre del público local a pagar por este tipo de espectáculos, o hay errores en cómo se comunica y gestiona este tipo de eventos?
También cabe preguntarse si el resultado hubiera sido diferente en un fin de semana común, con menos competencia turística y quizás más atención del público costero.
“Pareciera que no se termina de entender cómo se comporta el público local y visitante fuera del verano”, comentó un productor cultural consultado por este medio, que prefirió mantener el anonimato.
Un antecedente que suma incertidumbre
Este no es el primer caso reciente. Semanas atrás, el show de Ulises Bueno, programado para el 27 de septiembre, también fue reprogramado con similares argumentos: “razones ajenas al artista y a la producción”. La nueva fecha se fijó para el 2 de enero de 2026.
Ambas reprogramaciones, ocurridas en un lapso de tiempo muy corto y sin explicaciones sólidas, ponen en jaque el objetivo original del Estadio de la Costa: convertirse en un polo de espectáculos durante todo el año, ayudando a romper con la lógica de la estacionalidad.
Una apuesta que necesita revisión
El Estadio fue presentado como una gran inversión en infraestructura para atraer artistas de primer nivel y fomentar la actividad cultural en baja temporada. Pero hasta el momento, los hechos demuestran que sostener eventos pagos de gran escala fuera del verano es un desafío sin resolver.
A eso se suma que el público costero no tiene tradición de pagar entrada para acceder a espectáculos populares, ya que históricamente el Estado local ofreció propuestas gratuitas o con entrada libre.
Sin un cambio real en la estrategia de comunicación, segmentación de público y precios, este modelo corre riesgo de seguir tropezando. Hoy, más que nunca, se impone la necesidad de revisar si el enfoque cultural acompaña verdaderamente las costumbres y posibilidades del público local, y si el Estadio de la Costa puede convertirse en un espacio sostenible más allá de los flashes del verano.




