La construcción en 1949, de la entonces escuela Nº 7, actual Nº 4 “Ricardo Gutiérrez”, en calle 41 entre 4 y 5, que posibilitó a los niños acceder a la educación en la localidad de Santa Teresita a pocos años de su fundación.
La primera beba que nació en el pueblo mantuvo una estrecha relación con la escuela: Nilda del Riego, quien permaneció en el establecimiento educativo durante 41 años, catorce como maestra y veintisiete como directora hasta jubilarse en marzo de 2012.
Los padres de Nilda llegaron a Santa Teresita en 1946, contratados por la empresa Freidenberg-Cacace. Su padre, José Ramón del Riego, fue el primer mecánico que tuvo el pueblo trabajando durante “toda su vida” para esa empresa. A diferencia de sus siete hermanos, que nacieron en otras localidades, Nilda fue la primera niña que nació en Santa Teresita. Fue en la calle 32 y 8, en el campamento de la empresa “Ciudad Balnearia Santa Teresita”, en el cual vivían todas las familias que habían venido a trabajar. Como nació a las 6 de la mañana, su madre fue atendida por las esposas de otros pioneros.
Cinco años después, Nilda del Riego, comenzó a estudiar en aquella escuelita Nº 7, construida por los propios pioneros. Contaba con un aula, galería, sanitarios y una casa habitación, en donde vivía la maestra Elsa Esnauz de Fernández. Su directora era María Concepción Calero de Eliçabe. Más popular: la querida “Cacha” Eliçabe, quien estuvo al frente de la escuela durante 28 años, al mismo tiempo que daba clases a los niños.
Como la escuela contaba solo con un aula, los vecinos cedían sus lugares para que los alumnos pudieran estudiar. De este modo, una casilla del vivero que se encargaba de la forestación en calle 40 entre 3 y 4 (actual “Mercado Los Pinos”), se convertía en aula para los niños, al igual que el gran cine llamado “Avenida”, en la calle 41 entre 5 y 6 (actualmente “Panadería Eiguren”). “El cine era tan grande y nosotros tan pequeños, que a veces no nos aguantábamos el frío. Entonces la maestra nos sacaba a dar clase de lectura afuera y nos sentaba sobre ladrillos, al solcito para que nos calentara un poco el clima”, relata Nilda del Riego, con una sonrisa.
Al terminar la primaria, Nilda debió emigrar hacia otras localidades, para poder continuar estudiando. Otros tiempos: el crecimiento especialmente en los últimos años hace que no sea “obligatorio” tener que emigrar para continuar estudiando. En la actualidad, Santa Teresita cuenta con seis jardines de infantes, seis escuelas primarias, una escuela de educación especial, cuatro escuelas secundarias, un Centro de Formación Profesional, dos Centros de educación de adultos, el Instituto Superior de Formación Docente, un Profesorado de Educación Física y la Sede Regional Universitaria de la UBA.
Del Riego terminó sus estudios secundarios en Dolores, se recibió de maestra y en 1972 volvió a Santa Teresita para dar clases en su querida escuela. Catorce años después se convirtió en directora. “Esta escuela tiene un valor histórico y emotivo muy importante, ya que se fue haciendo con el sacrificio de todo un pueblo”, afirma Del Riego.
Antes de jubilarse, el último logro: un espacio propio para que los chicos pudieran realizar sus clases de educación física. “Juan Pablo de Jesús nos escuchó, entonces la Municipalidad compró el terreno y nos construyó el polideportivo”. En la actualidad, la escuela cuenta con una matrícula que asciende a 880 alumnos divididos en dos turnos. Y sigue creciendo y pujante, como Santa Teresita. Casi un sinónimo.