Ayer por la noche en un local gastronómico de San Bernardo se reunieron afiliados radicales, dirigentes extra partidarios, colaboradores, vecinos a realizar un brindis de fin de año. Por supuesto que no faltaron históricos radicales y concejales mandato cumplido (recordemos que el centenario partido no cuenta hoy con representación legislativa). Uno de los que sorprendió a muchos fue el concejal Cristian Leban (representante legislativo de la UCD), que llegó al local acompañado de varios de sus colaboradores inmediatos. La pregunta que quedo flotando en el aires es ¿tiene ganas de volver?. Claro que de inmediato se plantea otra ¿tendrán ganas de que vuelva Leban los radicales?. 
Ya sabemos, no es el único que quiere volver. Algunos comentaban por lo bajo que el ex intendente radical Dr Guillermo Magadan se haría presente en cualquier momento (o por lo pronto es lo que había instalado). Sin dudas sigue siendo una figura fuerte para algunos radicales. Sin embargo se espera un gesto del ex intendente que hasta el momento, mas allá de algunas declaraciones mediaticas y charlas con viejos amigos, parece no haberse dado.
También se contó con algunos aliados de campaña, como la extrapartidaria Silbia Czopko. Que con una sonrisa trato de disimular la incomodidad que le provocaba la presencia de «algunos».
Tomaron la palabra el Dr Leandro Alonso, acompañado por Hector Malde (tal vez uno de los mas importantes compañeros de lucha de «Alonsito»). Simplemente un saludo y el tradicional «adelante radicales». A pesar de lo humilde y sencillo del acto lo importante es haberlo realizado. «Los que están acá vinieron por que tuvieron ganas», se ocupo de señalar Alonso mientras que caminaba por el local saludando a los presentes. Poca gente joven se vio en el encuentro.
Quizás muchos deban reflexionar en el trabajo hecho para recuperar el partido por este puñado de radicales que, a pesar de lo pesada que resultaba la carga en los malos momentos, se quedaron levantando las banderas de la UCR. ¿Un monumento?. No se, pero si un reconocimiento.
Los brindis de fin de año tienen esa particularidad de reunir a toda la familia. El tío tiro al aire, el ricachon fanfarron, la tía solterona, los chicos caprichosos y ahora (en esta modernidad globalizada) los «ex con las ex». Chin chin, beso, beso y rajemos para casita. Nunca conviene quedarse hasta el final. Y así fue… no sea cosa que alguno pise un corcho y la felicidad del encuentro reviva viejas disputas.
